miércoles, 10 de abril de 2013

Hacia Eso Vamos-Hacia Eso Voy…


Hace unas semanas estuve meditando mucho  respecto a cómo quisiera que me encuentre Dios. A que se debió eso? Pues andaba en 1ra de Juan (Dios ha querido tenerme ahí por un bueeeeeeeen tiempo) y un versículo me llamó mucho la atención.

El efecto de ese verso me sigue afectando hasta el día de hoy, y tal vez sea una verdad que tienen muy presente muchos hoy en día, pero en mi, este versículo me hizo reflexionar más.

Estuve orando mucho para anhelar su venida y sí que lo ha hecho! Cada mañana al despertarme, le pregunto a Dios si será hoy el último día en el que estaré en esta tierra. Sabemos que somos peregrinos, a pesar de que muchas veces viviéramos como si nunca fuéramos a irnos, y es necesario saber si estamos corriendo bien. Si estamos mirando hacia la meta. Si estamos en el camino angosto o nos hemos dejado envolver por las cosas de este mundo.

Solo conozco una manera en la que una persona puede ser purificada y esa es a través de la Palabra de Dios. Ella junto al Espíritu Santo nos va mostrando quién es Dios y cómo somos nosotros. Día a día Dios mismo va haciendo un trabajo “arduo” en cada uno para llevarnos a la santificación plena, quitando aquello que es contrario a Él, curando áreas afectadas y renovando nuestra mente, que ha estado contaminándose totalmente por todos esos años que estuvimos separados de Él, llenos de pecado y muertos.

Una comunión íntima con Él, la exposición a la Palabra y la llenura de su Espíritu Santo son claves para nuestro caminar con Cristo. Procuremos ser aquellos hijos que Dios desea. Busquemos hacer su voluntad en todo momento y en cada área de nuestra vida. Si caemos, miremos la cruz y sigamos.


Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 1 Juan 2:28

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