
Recordemos que ya no es nuestro cuerpo, sino que le pertenece a Cristo, por ende, todo debe reflejar su gloria...
A pesar de que es una entrega total, vale la pena hacerla cada día y proponernos en el corazón reflejar a Cristo en nuestro caminar diario...
Tengamos en cuenta que ya no vivimos nosotros...Es Dios en nosotros...
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